El Camino, ese vehículo que llevó a The Black Keys a llenar estadios

El Camino, ese vehículo que llevó a The Black Keys a llenar estadios

Arte: Aleks Phoenix Foto portada: creative commons | Wikipedia

Arte: Aleks Phoenix Foto portada: creative commons | Wikipedia

Cuando una banda o artista lleva 10 años de carrera, quizás ya sabe cuál es el camino a seguir. En el caso de The Black Keys, con su séptimo álbum de estudio nos dejaron claro que ya habían dejado atrás sus raíces sonoras austeras y lo-fi, y que la mano productora de Danger Mouse los llevaría a ser headliners de los festivales más grandes e importantes del mundo.

Sencillos como “Lonely Boy” y “Gold on the Ceiling” fueron la carta de presentación de El Camino, el disco que los consagró como banda de rock que, si bien ya andaban saboreando las mieles del éxito mainstream con su álbum Brothers, fue ésta producción con la que los oídos del mundo estaban a la expectativa de sus shows, giras, presentaciones en televisión y entregas de premios como el Grammy.

Para 2011, con 10 años de carrera a cuestas, los Black Keys pasaron de ser una banda que grababa en algún sótano de Ohio, a grabar en los estudios mejor equipados de Nashville; de tocar en un pequeño bar de Cleveland, a dar shows en grandes estadios, y para ello, había que pulir su sonido, y justamente con Danger Mouse lo lograron.

En la medida que fueron perdiendo esa crudeza sonora; esas guitarras bluseras, rasposas y sucias de los inicios de su carrera, también iban ganando fans alrededor del mundo. Entre más afinado y amigable era su sonido, más radiables se volvieron. Lo que el prolífico productor logró con esta banda, fue precisamente un grado de sofisticación que acabó envolviendo el sonido con estribillos coreables y pegajosos como los que podemos escuchar en “Run Right Back”.

Los blogs especializados en música laureaban esta producción como “el disco más completo y con mayor personalidad de la banda”, y no era para menos, la instrumentación de The Black Keys se volvió más nutrida, más melódica al oído, las dosis de coros y sintetizador no se peleaban con la batería de Patrick Carney que, efectivamente, sonaba mejor que nunca.

Para esta producción, Dan Auerbach y Patrick Carney entraron al estudio sin las canciones escritas. Decidieron producir El Camino de manera distinta y sobre la marcha escribir y estructurar los tracks junto con su productor, pero con la clara idea de hacer un disco que en vivo sonara más enérgico que sus álbumes anteriores. Después de haber grabado el Brothers en medio del divorcio de Carney, lo último que querían era hacer otro disco espeso, melancólico y cargado de emociones. 

Pero, ¿por qué se llama El Camino y en la portada está una minivan? Un chiste local entre el dúo de Ohio hizo que, en lugar de mostrar el auto Chevrolet que sí lleva por nombre El Camino, utilizarán una minivan como referencia a la que utilizaron para salir de gira en sus inicios.

Incluso siguieron la broma para la promoción previa del disco: un video como parodia a aquellos comerciales de pequeños lotes de venta de autos seminuevos, con un señor de traje que intenta venderte el coche de tus sueños con banderitas y edecanes. Sin duda, los Black Keys se divirtieron en cada etapa de este álbum.

El resultado es justo ese, una séptima producción desenfadada, pero portentosa y más optimista. Hasta aquí, la carrera de los Black Keys estaba en buen camino, salieron de su zona de comfort para entregarnos un disco digno de shows de estadio y sabemos que para muchas bandas, al llegar a ese punto, es difícil complacer a todos sus fans.

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